jueves, 24 de noviembre de 2011

Educación escolarizada para niños con capacidades diferenciadas

En Bolivia existen pocos centros de enseñanza especializados en la formación de niños con capacidades diferenciadas en edad preescolar y peor aún de establecimientos educativos que los incluyan en la educación regular. Al respecto El Diario conversó con dos directores del Centro Educativo Camino Paola Pastor, destinado a personas con deficiencias auditivas y con Belisario Surco de la Escuela 4 de Julio que trabaja con alumnos autistas.

El Centro Educativo Camino fue fundado el 2004 por Ana María Romano, quien junto a Educadoras Especiales y Parvularias con deficiencia auditiva formadas en el Instituto Balaguer trabajaron en este nuevo proyecto que en la actualidad dirige Paola Pastor.

“El Centro Camino fue fundado el 2004 por Ana María Romano con 12 niños sordos con el objetivo de crear un ambiente familiar y de socialización entre sus pares para lograr así su desarrollo. Actualmente cuenta con tres niveles: el inicial dividido en dos grupos de 2 a 5 años y de 6 a 8 años de edad, el intermedio de 8 a 12 años y el prelaboral que va de los 13 a 18 años, con talleres de capacitación”, explicó Pastor.

La Directora de Camino aseguró que la lengua natural del niño sordo es el lenguaje de señas y cuando un pequeño no sabe cómo comunicarse comienza a frustrase, lo que puede generar algún problema de conducta. En cambio cuando adquiere un vocabulario adecuado a edad temprana incluso con apoyo de una fonoaudióloga puede llegar a gesticular palabras y hacerse entender de mejor manera.

“He tenido un caso donde la maestra no quiso trabajar con un niño sordo y le pidió a la madre retirarlo del establecimiento, pese a que el pequeño tenía los conocimientos necesarios para ingresar al nivel escolarizado. Por esta razón se pensó en la necesidad de firmar un convenio con un establecimiento para que estos niños puedan asistir a clases y ser apoyados con un intérprete proporcionado por Camino como apoyo escolar”, finalizó la directora.

Escuela 4 de Julio

La Escuela 4 de Julio Turno Tarde de la zona de Tembladerani es un establecimiento fiscal que cuenta con cerca de 435 alumnos y trabaja con 15 niños autistas en un aula de apoyo, donde una maestra especializada junto a su auxiliar se encargan de su educación.

“Hace 4 años atrás, a solicitud de algunos padres de familia, se realizó la apertura de un aula de apoyo para que se pueda dar enseñanza gratuita a niños, con el síndrome de autismo, de los cuales cinco ya han sido integrados en la educación regular en coordinación entre la educadora especial y la maestra integradora”, explicó el director Belisario Soruco.

El Director del establecimiento aseguró que una de las principales necesidades de los pequeños es la adquisición de materiales didácticos, como ser objetos que los ayuden en su aprendizaje diario, que puedan visualizar y palpar. Actualmente trabajan bastante con la técnica del colash de dibujos de animales, letras y con texturas como la lija. El ingreso a la educación escolarizada primero se la realiza, por horas hasta que el alumno permanezca en un horario completo.

“Los niños autistas son muy sensibles a los sonidos por esta razón prefieren en los recreos evitar la bulla y regresan a esta aula de apoyo a jugar con los más pequeños. Tenemos el caso de Alejandro un niño que se integró a la educación regular y que hace poco participó en una feria de la escuela, donde su grupo ganó el primer lugar y representará al colegio en otra feria más grande”, comentó Soruco.

Educación Especial

Con relación a la formación que debe tener la educadora especial El Diario conversó con Sonia Bozo Directora Ejecutiva del Instituto de Formación Técnica Balaguer para conocer las cualidades necesarias de la persona que se dedica a esta delicada tarea.

“La finalidad de la educación especial es brindar la oportunidad a los niños que posean alguna dificultad psíquica, física o sensorial de lograr un desarrollo acorde con la edad que tengan, con el objetivo de ser en algún momento útil a la sociedad dentro en sus potencialidades. Sin esperar que un niño que tenga una discapacidad severa llegue a tener un coeficiente intelectual, que se supone tiene un niño normal”, aseguró Bozo.

En ocasiones los centros infantiles no cumplen con la llamada inclusión de los niños con capacidades diferenciadas, porque no cuentan con educadoras especializadas que trabajen atendiendo las necesidades de cada pequeño. Además de ambientes adaptados a cada necesidad específica como el caso de niños con parálisis infantil que no pueden subir gradas, entre otros aspectos que incluye la elaboración de programas especiales según área que se desea desarrollar.

“En 1993 tuve la grata experiencia de formar en el instituto a un grupo de educadoras parvularias sordomudas con la colaboración de una intérprete y de los padres de las alumnas. Los docentes utilizaron material audiovisual y al finalizar el curso que duró dos años y medio rindieron un examen de competencia para obtener el título de Técnicos Medios”, contó la Directora de Balaguer.

Precisamente Neysa Brañez es una de las jóvenes que estudió en el Instituto Balaguer y en la actualidad se desempeña como maestra de la lengua de señas en el Centro Educativo Camino, con quien tuvimos la oportunidad de conocer su experiencia como educadora parvularia de niños con deficiencia auditiva.

“Soy profesora de lengua de señas del Centro Camino y enseño a los niños los diferentes grupos de palabras como ser: animales o alimentos y poco a poco ellos aprenden a comunicarse mediante el lenguaje de las señas. A los jóvenes además del lenguaje se les instruye en lo que significa la cultura e identidad sorda, se les brinda los conocimientos necesarios para concluir un bachillerato y seguir con alguna carrera”, expresó Brañez mediante señas que fueron interpretadas por Paola Pastor.

Carmen López es la educadora que trabaja en la Escuela 4 de Julio con niños autistas de diferentes edades hace tres años, la misma que con mucha paciencia, cariño y firmeza ha logrado que algunos de sus alumnos sean incluidos en la educación escolarizada.

“El trabajo es fuerte, hay que tener vocación y mucha paciencia para desarrollar primordialmente el lenguaje y comunicación, existen métodos como el ABA que poco a poco nos han permitido controlar y modificar el comportamiento de los niños porque antes correteaban y daban vueltas, estos procesos son individuales algunos demoran entre 6 meses hasta un año y tres meses. El apoyo de los padres aquí es fundamental para que en casa se controle que el niño almuerce sentado y no esté todo el tiempo correteando”, contó López.

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